¡Ah, París, París! (3)
No obstante todo lo anterior, Camille era, antes de que se desencadenasen sus problemas mentales, una gran artista, una mujer sensible, apasionada e inteligente, que ejerció una gran influencia sobre Rodin. Así, las obras de ambos que datan e los primeros años de su relación reflejan influencias mutuas; aparte del hecho de que como alumna del escultor y miembro activo de su taller, Camille también colaboraba en el modelado y la ejecución de los encargos que recibía el maestro.
A pesar de que estas dos obras están firmadas con dos años de diferencia, cabe pensar que los dos artistas trabajaron en ellas de forma más o menos contemporánea, pues antes de la versión definitiva en mármol, Rodin tuvo que modelar una escayola previa, ya que esta era la forma habitual de trabajar del escultor. Algunos expertos creen que si no se ha encontrado esa escayola es porque en realidad Rodin tradujo en mármol, con algunas modificaciones y con permiso de ella, una escultura modelada en terracota por Camille.
Puesto que compartían taller, ideas y además colaboraban el uno con el otro, resulta difícil distinguir el trabajo de ambos; para aumentar la confusión hay algunas obras de este periodo que los expertos consideran erróneamente atribuidos a uno y otra:
La Lujuria y la Avaricia
La cabeza de la Avaricia se atribuyó durante muchos años a Camille; en la actualidad se considera que fue realizada por Rodin. Por el contrario, las cabezas tanto del Esclavo como del Reidor atribuidas a Rodin (de las que no tengo imágenes con suficiente resolución como para incluirlas), fueron ejecutadas por éste, pero las escayolas y terracotas previas encontradas en el taller fueron modeladas por Camille, aunque es muy probable que lo hiciera de acuerdo con las instrucciones del escultor.
También se evidencia un gran parentesco temático y formal, a pesar de la clara diferencia en el gesto y la intención entre:
Cabeza con moño (Claudel, 1886) y El grito (Rodin, 1886)
Otro parentesco indudable es el que existe entre El eterno ídolo de Rodin (1891) y Sakuntala de Claudel, ambicioso proyecto (el primero de gran tamaño de Camille), en cuyo modelo en barro consta que ella estaba trabajando en 1988 (merced evidencias fotográficas que sí se conservan). Se conserva también la carta en la que Camille solicitaba un bloque de mármol al ministerio para esculpir la pieza, petición que fue denegada; el yeso previo no llegó nunca a salir del taller convertido en escultura de mármol, aunque sí se fundió una versión en bronce.
Incluso una de las obras más famosas de Rodin, El beso, guarda un innegable parentesco con las que anteceden. Como si ambos artistas ofrecieran sobre el mismo tema (el encuentro amoroso de dos amantes) sus personales variaciones.
Dejando aparte las influencias mutuas de los primeros años, Camille Claudel también realizó una serie de obras de gran originalidad que se distinguen tanto de aquellas que confeccionó bajo la influencia del maestro, como de las que cedió generosamente a su amante en los tiempos de bonanza de su relación. Este grupo lo forman un cierto número de retratos de parientes y conocidos y algunas bellísimas obras muy peculiares.
Las distintas versiones de El vals
En aquella primera versión, nunca llevada a término, la pareja de figuras estaba desnuda y con las pelvis en contacto; probablemente pretendía ser un reflejo de la comunión que entonces existía entre Camille y Auguste. El yeso no se conserva, por lo que es probable que fuera destruido por la propia Camille posteriormente.
Tras el rechazo, Camille rehizo el yeso e introdujo las telas drapeadas, lo que complació al ministro, que se mostró dispuesto a ceder el mármol para su ejecución en 1893. A pesar de ello, y por razones desconocidas, la pieza nunca llegó a realizarse. No obstante, el yeso fue adquirido por un fundidor que confeccionó el molde y vació la primera versión en bronce en agosto de 1893.
El vals (de iz. a dcha. y de arriba abajo): bronces de 1893, 1895 y 1900-1905
A la primera siguió otra versión, la de 1895, que se distingue de la primera porque los contornos son más suaves y redondeados, con lo que se reduce el aspecto agresivo de la pieza fundida en 1893. La base es diferente, se ha suprimido el drapeado superior y el vuelo del vestido en la parte inferior se alarga; en ella los cuerpos de los bailarines se muestran más contorsionados.
Todavía hay dos versiones más de la pieza. Una fue fundida en bronce por encargo de Éugene Blot (amigo de Camille) entre 1900 y 1905 y se parece mucho a la de 1995, aunque se distingue por tener diferente la base y un acabado más pulido que aquella.
La cuarta versión fue realizada con seguridad después de 1900, pero no se ha podido determinar si antes o después de la fundida por orden de Blot. No tiene zócalo y las curvas son más suaves, a pesar de lo que parece corresponderse con el mismo molde utilizado para la versión de 1895 (de esta no he podido conseguir la imagen).
Mujeres hablando y La ola
Con estas dos obras parece que Claudel experimentaba nuevas opciones creativas, más emparentadas con el movimiento Art Noveau; quizá, en parte, tratando de distinguirse claramente del trabajo de Rodin, aunque por razones que se nos escapan, no abundó en el tema. Eran obras de pequeño tamaño, adecuadas para ser expuestas sobre una repisa. Camille menciona la obra Mujeres hablando, bajo el nombre de La confidencia, por primera vez en 1894; la describe como «tres personajes que escuchan a otro que está detrás de un biombo». Bajo el nombre con el que se conoce en la actualidad, el yeso se presentó en el salón de París en 1895, con una masa indeterminada en el lugar del biombo.
Mujeres hablando (yeso de 1895 y original único de ónice de 1997)
Del grupo existen varios bronces y mármoles con y sin el biombo. Se sabe con certeza que la pieza única y original, confeccionada en ónice con base de bronce y que incluye el biombo, fue realizado en 1897, y existe la certeza de que se fundieron entre 6 y 10 copias en bronce, además de una esculpida en mármol.
Animada por la buena acogida que tuvo la pieza de ónice, Camille empezó a trabajar en otra de características similares, cuyo yeso también había presentado en ese mismo salón.
La ola (original único en bronce y ónice, 1902)
En La ola, confeccionada entre 1897 y 1902, las figuras son de bronce y el ónice se reserva para la propia ola. La base es de mármol verde veteado y sólo se conoce una versión. Sabemos que el yeso, perdido, fue definido como «de aspecto naturalista y con un trabajo de modelado más suave y redondeado de lo que era habitual en la autora, lo que delataba su parentesco con el Art Noveau». A nadie puede escapar tampoco el parentesco de la pieza con el famoso cuadro, más conocido como La mer o también como Tsunami, pintado por el japonés Hokusai hacia mediados del siglo XIX.
En cualquier caso, Camille elaboró ambas piezas con mimo y delicadeza, al parecer puliendo el ónice (que tiene la rara propiedad de ser a la vez duro y frágil) con un hueso de oveja. Que se sepa, nunca volvió a realizar ninguna obra de estas características, tal vez una vía experimental abandonada de forma prematura por razones que se desconocen. Otro de los muchos misterios que rodean la obra y el trabajo de la escultora.
Con el mismo carácter intimista de las dos obras anteriores, aunque empleando materiales distintos, Camille realizó otras dos obras de pequeño tamaño: Pensamiento profundo o Mujer arrodillada ante una chimenea (1900) y Sueño junto al fuego o Mujer sentada ante una chimenea (1889).
Mujer ante la chimenea, mármol de 1900 y mármol y bronce de 1899
Aunque la primera no fue trasladada al mármol hasta 1900, el yeso previo data de 1898 y es, por tanto, anterior; la segunda es posterior en un año. Ambas parecen reflejar su desamor y su soledad -la primera quizá con desesperación, la segunda con resignada pero infinita, tristeza- y existen varias versiones en mármol, en bronce y combinando ambos materiales.
Sueño junto al fuego (mármol, 1889)
En 1899 Camille empezó a dar las primeras muestras de desequilibrio, que incluían terribles ataques de ira y violencia. Entre otras cosas, en algunos de esos arrebatos destruyó gran parte de los moldes de escayola que guardaba en su taller, y al parecer también terracotas. Como la mayoría eran esbozos de proyectos que por distintos motivos no habían sido todavía fundidas o esculpidas, constituían piezas únicas hoy perdidas. Algunas se conocen a través de fotografías de la época; es problable que otras muchas correspondieran a proyectos que nadie llegó ni siquiera a ver. A partir de 1900 resulta más complicado seguir el rastro de sus obras y reconstruir el proceso de creación, porque las evidencias de todo aquello que no fue entregado a la fundición o sacado del taller por distintos motivos (regalos o encargos entregados), se han perdido irremisiblemente.
Perseo y Gorgona
Perseo y Gorgona (Camille junto al yeso en el taller en 1899, y la obra terminada)
Estas figuras constituyen quizá la revelación más clara del distanciamiento entre Camille y el resto de sus contemporáneos. Mientras ellos, incluido Rodin, experimentaban con el aspecto bruto de la materia y realizaban tallas y bronces llenos de aristas y de aspecto agresivo, con acabados premeditadamente burdos, Camille se inclinaba hacia las formas más delicadas y voluptuosas del Art Noveau; según contaba su hermano Paul, pulía sus trabajos durante horas, hasta que adquirían una pátina dorada que evocaba la tradición de los mármoles renacentistas.
Nióbide herida
El yeso de 1906 fue seguido de un bronce, a la mitad del tamaño natural, fundido en 1907. Al parecer la obra fue concebida inmediatamente después de la última y breve reconciliación que se produjo entre Camille y Auguste en el verano de 1905. La figura recuerda a la Pomona de la obra anterior, como si fuera la continuación del episodio; ahora la mujer está sola, definitivamente abandonada.
Resulta curioso establecer un nuevo paralelismo entre las obras de ambos, que en cierto modo cierra el círculo: la Nióbide recuerda a la primera versión de La meditación de Rodin (realizada entre 1887 y 1890, es decir, mas de una década antes). De La meditación existen dos versiones posteriores muy distintas de la primera, en las que la figura aparece reducida a lo más esencial pues incluso le falta un brazo (o ambos, como en la de 1897).
Nióbide herida (bronce de 1907) y las tres versiones de La meditación (Rodin)
No parece muy aventurado sospechar que con esta figura, Camille hacía referencia a la ruptura definitiva entre ambos, a la vez que establecía un vínculo con la época en la que se había producido la primera. Quizá una nostálgica despedida en la que rendía tributo a los años felices en los que había formado parte del taller y de la vida de Rodin.
(Más adelante habrá otra entrada sobre los retratos realizados por Camille y dos más sobre Rodin, la cosa va despacio porque prepararlas resulta bastante laborioso, así que confío en vuestra paciencia).